Todo es más sencillo de lo que parece pero más complicado de lo que creemos

25/4/09

La insoportable torpeza del ser (macho)

Conversaciones al calor de cafés y cigarros, divagar sobre lo carnal de lo humano, intercambio de sensaciones y experiencias... Tras muchas, variadas y agradables conversaciones se llega a la triste conclusión de que, chicos, no tenéis ni idea. No hay que generalizar, por supuesto, pero aquéllos que tengáis dos dedos de frente no os sentiréis ofendidos por esta generalización. Todo lo contrario.
Hombres con ganas de escuchar, proyectos de hombre con ganas de aprender y de sumergiros en la inconmensurable delicia del placer que es dar placer, hombres que no confiáis todo el trabajo a vuestro amigo miembro y que, con él, formáis el equipo perfecto. Eso es lo que nos vuelve locas.
Firmeza suave y suavidad firme. Jugar con un cuerpo como se juega con los dedos en la arena del mar o con un caramelo que se nos deshace en la boca con cada giro de lengua. Con todos los sentidos abiertos a recibir cualquier estímulo.
No voy a decir que ninguno sabéis lo que hay que hacer, porque sería faltar a la verdad y sé que hay alguien que lee esto que merece un diez en conducta, pero parece ser que no es la tónica general. Llega a mis oídos que los nuevos hombres entran al mercado con demasiada información poco procesada y con referencias incluso cuestionables. Hace unos días, entre bocados de sushi, llegamos a la conclusión de tal vez la facilidad que hoy tienen los hombres y mujeres del futuro para acceder a material sexual es contraproducente. Me explico: antes había que ingeniárselas para conseguir una revista, alquilar una película, entrar en una sala X... ¡Y ya no te cuento para tocar pelo! Ahora está todo a un simple clic de distancia. Esa inmediatez que para un aquítepilloaquítemato es un aliciente, no lo es para sondear y recibir todas las sensaciones que nuestros cuerpos van a proporcionarnos a lo largo de toda nuestra vida. Toda esa información poco procesada y todas esas referencias cuestionables han logrado que para muchos hombres el súmmum del sexo sea dejarse ir en la cara de su partenaire y para muchas mujeres lo sea mirar al propio con ojos de cordero degollado mientras le come el miembro. Eso no está mal, y no tengo nada en contra del cine porno, al contrario. Pero no es todo. Mente abierta, escuchad lo que os dicen y lo que no os dicen, leed con la punta de los dedos los mensajes que os envía el cuerpo que estáis tocando. Y nunca, nunca deis nada por supuesto. Es mucho más gratificante.
Esto en cuanto a los noveles. Pero, consagrados, no penséis que vosotros andáis mucho mejor...
Ya hablaremos.